IU no viaja en busca de votos.

Desde Izquierda Unida siempre hemos estado al lado de los colectivos marginales, desfavorecidos; al lado de aquellas personas que no tenían voz propia o suficientemente fuerte para ser oída; al lado de quienes sufren más que otr@s el acoso de quienes se quieren aprovechar de ell@s, explotarl@s.

Como es natural y fácil de entender, eso es el caso de las personas mayores. Este colectivo para Izquierda Unida representa básicamente a personas que han trabajado durante toda su vida – en condiciones precarias, por salarios menos que razonables, sacrificadas durante toda su vida asalariada por el bienestar de sus familias, implicadas en procesos sociales de vital importancia para este país. Estas personas, cuando no han sido explotadas en su lugar de trabajo asalariado, han estado en las casas, esclavizadas al servicio de su familia, de sus hij@s – sin ningún tipo de reconocimiento efectivo. Estas personas, en buena parte representan a una generación que aún nos pueden contar de primera mano su experiencia personal bajo una dictadura – muchas de ellas, incluso, en la misma Guerra Civil y en la República. Y muchas de ellas han participado, de una u otra manera en el trabajo para construir una nueva sociedad cuando llegó el fin de la dictadura. Todas ellas han contribuido -con sus manos, con su ilusión, con sus sueños y con su dinero- a construir una parte importante de este país: logros en los derechos laborales, en asociaciones, manifestándose, pagando impuestos y aportando -cada cual- lo que mejor podía para que tuviéramos una vida mejor que ellas.

Estas personas se merecen todo el reconocimiento que se les pudiera dar. Y todo reconocimiento sería poco.

Por ello, y a pesar de que son de avanzada edad y se contentan con poco, además de no comprender muchas de las cosas que suceden a su alrededor, debemos tener especial consideración con ellas y con su situación, debemos profesarles el respeto que se merecen, y debemos hacer todo lo posible para sigan formando parte activa de nuestra sociedad – que también es la suya.

Debemos integrarlas, debemos cuidarlas y debemos evitar que puedan sentirse inútiles o supérfluas.

Como obligación nuestra que es, también somos crític@s en Izquierda Unida cuando vemos actuaciones o intervenciones que -más que encaminadas a una política efectiva de integración y respeto- se deben a un interés claro de ganarse sus simpatías como colectivo de electores y electoras más que como colectivo de personas con necesidades concretas.

Sabemos todos perfectamente que estas personas están enormemente agradecidas cuando se les saca de sus casas, en donde pasan una buena parte de esta etapa de la vida, y se les lleva a algún sitio para que se entretengan, tengan un momento de esparcimiento y convivencia, además de ver cosas nuevas y estimulantes.

Y porque están agradecidas con tanta facilidad, pensamos que es despreciable que se les organice viajes de la manera que se hace -con la asistencia de l@s polític@s de turno- aprovechando la asistencia para recordarles claramente quién es su benefactor@, y a quién se deben.

Allí van tod@s l@s polític@s, solícitamente se apuntan, les acompañan y concurren como en la elección de Miss España: ¡Mirad que buen@s somos!

En Izquierda Unida no hemos querido participar de este mercadeo de simpatía y votos; en este atentado contra la dignidad, la suya y la nuestra. Por eso cuando se nos cursaba -al Grupo Municipal- la invitación desde la Alcaldía, no hemos asistido. No queríamos ocupar un asiento en el autobús ni en el almuerzo a costa de los contribuyentes para desfilar por el premio del mejor postor.

La única vez que fuimos, fue el año pasado -en 2.010. Y fuimos por una sencilla razón que explicamos a continuación:

El año pasado, en los preliminares del viaje anual de la Tercera Edad (al final de una Comisión Informativa, para más inri), el Alcalde nos pidió -a la portavoz del PP y al de Izquierda Unida- que nos quedásemos para otro asunto. Y nos informó que en vista de los problemas financieros enormes del Ayuntamiento, no se iba a invitar a nadie de la oposición y que del equipo de gobierno sólo iban a ir algun@s.

Como no puede ser de otra manera, esta información desembocó en un enfrentamiento abierto entre el PP y el PSOE. Estaba claro que estaban acostumbrad@s a esta oportunidad para desfilar ante el electorado, y lo único que veía el PP era que se le impedía aprovechar una oportunidad que el PSOE, sin embargo, sí aprovecharía. Da vergüenza ajena describir estas cosas pero es la realidad y no se puede callar.

Este Portavoz, entonces, pidió la palabra para decir que comprendía y compartía el razonamiento del PSOE. Pero que no comprendía por qué tenía que ir nadie, ni del PSOE, ni del PP ni de IU. Como se podrá intuir,este razonamiento no entraba en los oídos del PSOE que, ostentando el gobierno, decía que tenía que ir; con lo cual tampoco entró en los oídos del PP que no aceptaba su ausencia en esos términos. Por esta razón, Izquierda Unida hizo una segunda propuesta: Que en vista de que se trataba únicamente de una medida de ahorro, aquellos partidos que quisieran enviar a su personal debían ponerse de acuerdo, alquilar un minibús de polític@s (pagado proporcionalmente por los partidos políticos) para que l@s llevara a la comida (que también les pagarían sus partidos políticos), y así se conseguía ahorrar dinero no ocupando asientos pagados desde el Ayuntamiento.

Finalmente la propuesta prosperó aunque no con un minibús; los políticos de los diferentes partidos fueron en sus respectivos coches -junt@s pero no mezclad@s. E Izquierda Unida también fue, pagando su desplazamiento y su comida.

Allí, por lo demás, nuestro Portavoz pudo observar lo bien que se escenificaba la entrada de l@s polític@s en el salón en que estaban ya todas las personas mayores esperando el desfile de las misses España. L@s emplead@s del Ayuntamiento que les acompañaban estaban estratégicamente repartid@s por todo el salón (como se vio después, no para estar cerca de cualquier llamada de ayuda), y cuando alguien hizo una señal y entramos empezaron a aplaudir a sus “regidores y regidoras” de una forma frenética, mientras se desfilaba por todo lo largo de la nave -que era muy larga.

Este Portavoz no dio media vuelta y se fue -no por falta de ganas sino por respeto único y exclusivo a las personas mayores asistentes que no habrían comprendido su reacción.

Este año se ha cursado otra vez la invitación desde Alcaldía -sin observaciones algunas sobre restricciones financieras (a pesar de la mala situación del Ayuntamiento), y sin restricciones algunas acerca del número de polític@s asistentes.

Este año Izquierda Unida ha vuelto a su antigua práctica y no ha asistido. No porque Tomás, nuestro Concejal en funciones no pudiera estar en todas partes, como apunta un anónimo gracioso en un comentario en la entrada anterior -que no puede. Sino que no es de recibo que expongamos a nuestras personas mayores a este teatro de glorificación de nuestra clase política que, en todo caso, está cumpliendo simplemente con su deber. Pormenor que, desde luego, cuestionamos: No es cumplir con su deber pretender educar a estómagos agradecidos para después jalearlos a que nos vitoréen.

Decir que da vergüenza es poco.